Hoy es el Día Mundial del Agua, y desde la Fundación The Social Water nos brindan un análisis del sector: qué debemos hacer para una mejora de los recursos hídricos y cuál es su gestión en determinados sectores como el turístico.
Por Marta Santafé – The Social Water.
El agua es un elemento indispensable para la vida, no existe nada que pueda sustituirla. Si bien es cierto que es un recurso renovable regulado por el ciclo hidrológico, no es infinito, y por ello, puede agotarse si no la gestionamos de manera sostenible. En el actual contexto de cambio climático, cada vez tienen lugar más fenómenos extremos como las sequías y las inundaciones. En el caso de las sequías, está aumentando su frecuencia, afectan a más partes del territorio y, además, son de duración más larga.
Hay sectores que juegan un papel clave en la gestión del agua, como por ejemplo el turismo. A pesar de representa solo el 1% del consumo mundial de agua, la industria turística debe hacer frente a la concentración y estacionalización. Por un lado, la concentración en zonas con graves problemas de sequía como son Canarias, Baleares, la zona de Levante o la Costa del Sol. Y, por otro lado, la estacionalidad en unos pocos meses del año, coincidiendo generalmente con los meses estivales donde el agua es más escasa.
La sequía provoca una disminución significativa de los recursos hídricos disponibles en una región específica. No existe una única causa para explicar por qué se producen las sequías, pero podemos hablar de la escasez de lluvias, del cambio climático y de la sobreexplotación de los recursos, entre otras. Además, este fenómeno ha pasado de estar muy localizado en algunas zonas del Planeta a distribuirse de manera generalizada e impactando en lugares donde nunca se había pensado que pudieran sufrir por este fenómeno.
En el caso de España, la sequía no es un fenómeno nuevo. Hemos sufrido sequías meteorológicas durante miles de años, y las seguiremos sufriendo, pero con períodos más intensos y duraderos. En los últimos años, hemos presenciado sequías severas en zonas muy afectadas como Cataluña, Murcia, Andalucía, Valencia o las Islas Canarias. Teniendo en cuenta que en España recibimos el pasado año a más de 85 millones de viajeros, la disponibilidad de agua puede ser un problema en determinadas zonas turísticas, poniendo en tensión a toda la red de suministro y provocando, además, un impacto en los ecosistemas.
Sin embargo, pese a este contexto de sequía, el consumo de agua no ha dejado de aumentar, lo que nos sitúa en un escenario de escasez real de agua. El turismo es consiente del reto al que se enfrentan, por lo que han comenzado a adoptar medidas de ahorro y eficiencia para reducir su consumo. Se trata de opciones sencillas y fáciles de aplicar, entre las que se encuentra la reducción del caudal en grifos y duchas -que supone un ahorro de entre el 40% y el 50%- y la implantación de cisternas de doble carga, por ejemplo. También se están instalando sistemas de depuración del agua que les permite aplicar criterios de economía circular.
La intensidad de los episodios de sequía es preocupante por el impacto que tienen en la economía, especialmente en el sector agropecuario que es el principal consumidor de agua (representa aproximadamente el 80%). Tampoco hay que olvidar el gran impacto ambiental que la escasez de agua tiene sobre los ecosistemas. Según advierte el Gobierno en su plan Estrategia España 2050, si no adoptamos medidas urgentes, las sequías afectarán a un 70 % más de nuestro territorio. Sin duda, sectores como el turístico deben liderar soluciones para hacer un uso sostenible del agua. Es importante informar y sensibilizar a la comunidad local y a los viajeros.
Actualmente, se ha puesto foco en la reutilización del agua, cuyo objetivo es pasar del 10% de volumen de agua reutilizada al 20 % en 2027. Pero, la tecnología por si sola, no va a solucionar el problema. Por ello, una estrategia clave es la conciencia social y la búsqueda de sistemas de producción y usos del agua más sostenibles. Debemos prepararnos para lo que está por venir y ser resilientes frente a la sequía.
En este contexto, el papel individual de cada uno de nosotros también es importante. Podemos hacer un uso responsable del agua en nuestras acciones diarias: duchas más cortas, grifos cerrados mientras te lavas manos y dientes, uso correcto de los electrodomésticos, control de fugas, etc. Nuestras decisiones como consumidores también pueden marcar la diferencia: podemos reducir el consumo de productos procedentes de la agricultura y ganadería industriales, actividades que consumen cantidades excesivas de agua y optar por productos de proximidad, de producción local y de temporada. Para hacer frente a la sequía, ¡cada gota cuenta!