Analizamos los motivos de las manifestaciones contra el turismo masivo en Baleares.
Este sábado 25 de mayo se ha convocado a las 19:00h en la Plaza de España de Palma, una manifestación contra el turismo masivo, tras las que ya sufrimos en Canarias hace unas semanas. Bajo el lema “Mallorca no se vende”, los coordinadores de la huelga, Banc del Temps de Sencelles y Menys Turisme, més vida, defienden que se está llevando al archipiélago a la saturación de espacios e infraestructuras, y a un estado irreversible de deterioro medioambiental.
Manifestarse es un derecho reconocido en el Artículo 21 de la Constitución Española. Esta vez, la causa puede parecer más que justificada: la oposición a un modelo de turismo masivo, de excesos, con escaso beneficio para el destino, que consume muchos de nuestros recursos naturales, y compromete la calidad de vida de los habitantes de la isla. Ahora bien, ¿cómo de importante es el problema? ¿Hay algo positivo?
Es cierto que, a cierre de 2023, las Islas Baleares marcaron un récord histórico en número de turistas. Se alcanzaron casi 18 millones de personas, frente a más de un millón de residentes censados, que ven limitada su movilidad, el acceso a espacios y recursos, y sufren un encarecimiento desproporcionado de bienes de primera necesidad, como la vivienda. La convivencia parece imposible en estas condiciones.
Pese a ello, no es posible hacer un diagnóstico completo de la situación y tomar decisiones adecuadas sin antes identificar y cuantificar tanto los impactos negativos, como los positivos.
El sector turístico ocupa de manera directa a más del 35% de la población activa de la isla, con 200.000 puestos de trabajo. En términos económicos, el turismo contribuye el 45% del PIB, aportando más de 16.000 millones de euros. Esto es casi cuatro veces la media del país.
No se trata únicamente del sustento directo de la población. Sin la industria turística, Mallorca bien podría continuar con el modelo económico agroindustrial de mediados del siglo pasado, en lugar de ser referente mundial del sector. Colegios, autopistas, aeropuertos u hospitales han sido construidos, en gran parte, gracias al impulso del turismo.
Es lícito manifestarse ante lo que creemos que son injusticias, pero debemos ser ecuánimes. El turismo está transformando su modelo de negocio hacia uno más responsable, que permite la convivencia pacífica con el entorno medioambiental y social. Se están desarrollando muchas acciones para mejorar el perfil de los visitantes que llegan a la isla, diversificando la oferta para rebajar la estacionalidad, regulando para eliminar las actividades irregulares, y modernizando infraestructuras y organizaciones.
No se trata tanto de lo que veremos en la manifestación, como de lo que ocurra a continuación. Una mejor comunicación entre administraciones, profesionales del sector y sociedad civil es esencial:
Las voces críticas ayudan a identificar problemas; el ruido y la confusión, no.